domingo, 24 de febrero de 2013

La treceañera que no estaba invitada.

Deberías habértelo pensado dos veces antes de insultarme. Eso no volverá a ocurrir... Duérmete, fingiré que has muerto. Y mientras duermes, puede que tu juventud te sea quitada. Duerme, preciosa; encantadora Rosamond. Puede que las pesadillas se acuesten contigo... ¡La venganza es mía!

Debe haber algo que todo el mundo haya perdido. El fin se está acercando, es lo que siempre he temido. Me empiezo a preguntar si esto me atormentará. A pesar de la duda, tengo que acabar con la maldición.
Bonito día para ser torturado con sueños en los que tú apareces...

Mientras se despierta, por fin le miraré a los ojos. Mi deseado premio... Por favor, que sepas que nunca más estarás sola porque yo estaré a tu lado.

Sus dulces labios... ¡Oh, qué hermosos! Lo único que ansío ahora es despertar. Voy justo de tiempo... He llegado muy lejos, así que no hay marcha atrás. Desenvaino la espada y no me queda más que luchar. Nada me puede parar ahora excepto yo mismo.


Romperé la maldición. ¡Sálvame! ¡Ayúdame! ¡Quien sea! ¿Por favor, alguien me escucha? ¡Mis ojos! ¿Volveré a ver la luz del día otra vez?

Nunca.

¡Nunca escaparás! ¡Desearás que ambos hubieseis muerto! ¡Él no podrá acabar con la maldición!

Princesa mía, debo sumergirme entre las espinas.

¡Mi dulce princesa por fin ha despertado!


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